Hola, mi nombre es María Funes, y tengo esclerosis múltiple. Hoy quiero compartirles la experiencia de mi primer episodio con esta enfermedad, un momento que marcó un antes y un después en mi vida.
Todo comenzó cuando tenía 19 años. Recuerdo claramente aquel día en el que desperté con un dolor de cabeza insoportable. Era algo que no puedo describir con palabras: un dolor intenso y punzante en un solo lado de la cabeza, que se agravaba al mover los ojos hacia los lados.
Con el paso de los días, empecé a notar algo inusual: mi visión se veía afectada, especialmente en un ojo. Era como si mirara a través de una nube. Al principio, pensé que el problema podría estar en mis lentes de contacto o que mis anteojos estaban sucios. Incluso llegué a creer que el estrés de mi carrera universitaria, ya que estaba en mi cuarto año de medicina, era el causante de todos estos malestares.
Las noches se convirtieron en un verdadero desafío. El dolor era tan intenso que me hacía llorar, y solo encontraba algo de alivio con analgésicos o durmiendo. Sin embargo, después de tres semanas, noté algo que llamó mi atención: mi percepción de los colores estaba cambiando. Con mi ojo sano podía distinguir el color rojo claramente, pero con el ojo afectado, el rojo parecía naranja. Fue en ese momento cuando decidí buscar atención médica.
Tras varias pruebas, los médicos diagnosticaron una inflamación en el nervio óptico, conocida como neuritis óptica. Recibí tratamiento con altas dosis de esteroides durante tres días consecutivos, administrados lentamente a través de una vía intravenosa en el área de emergencias del Hospital Escuela. Al finalizar el tratamiento, el dolor desapareció por completo y mi visión volvió a la normalidad.
Posteriormente, me realizaron una serie de exámenes más exhaustivos. Las pruebas de anticuerpos salieron normales, pero los potenciales evocados visuales mostraron alteraciones. Además, una resonancia magnética no evidenció cambios significativos en ese momento.
En mi siguiente consulta, mi neurólogo me explicó que debía estar atenta a cualquier síntoma extraño en el futuro. Me comentó que, en algunos casos, la esclerosis múltiple puede manifestarse inicialmente con un episodio de neuritis óptica, como el que yo había experimentado.
Ese episodio fue el comienzo de mi camino con la esclerosis múltiple. Aunque fue un momento difícil, me dejó una gran lección: la importancia de escuchar a mi cuerpo y buscar ayuda médica a tiempo.
Si estás enfrentando algo similar, quiero recordarte que no estás solo. La detección temprana y el tratamiento adecuado pueden marcar una gran diferencia.