Hola, mucho gusto. Por si no me conoces, soy Keidy Umaña, Psicóloga de profesión y graduada de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. He trabajado en el área de recursos humanos y en la atención psicológica privada para niños, jóvenes y adultos. Durante este tiempo, he aprendido mucho sobre tu enfermedad, lo que me permite hoy reflexionar contigo, responder algunas preguntas y plantear otras.
¿Por qué tenemos que hablar de sanar?
- ¿Cómo te sientes en este momento de tu vida?
- ¿Cómo logras vivir tu día a día en plenitud?
Para responder estas preguntas, a veces necesitamos retomar el pasado. Aunque pueda ser doloroso, es importante trabajar en sanar esas heridas que aún duelen, confunden o no te dejan tranquilo. Este es el primer paso para dejar atrás las ataduras y convertirte en un luchador incansable en tu presente. Cuando perdonamos, nos liberamos de un peso inmenso.
¿Qué estás sanando?
Sanar significa prepararte para la persona que serás en el futuro. Es complicado avanzar cargando dudas y malentendidos. Perdonar es un regalo que te haces a ti mismo; es como quitar un “dolor de la espalda” que ni siquiera sabías que estabas cargando.
Hábitos para tu bienestar
En el día a día, incorporar hábitos saludables es esencial:
- Organiza tu tiempo: Las personas ordenadas valen por dos.
- Agradece cada mañana: Comenzar tu día con gratitud puede dar dirección positiva a tus pensamientos.
- Evita la negatividad: No compartas ni permitas que los malos pensamientos, chismes o autocríticas invadan tu energía. Recuerda: no necesitas más “dolores musculares”.
Encuentra tus razones para sonreír, esas personas o momentos que te hagan reír a carcajadas. ¡La risa es una gran medicina para el alma y el cuerpo!
Sé proactivo
Lee, investiga, mantén una relación cercana con tu médico y asiste a eventos relacionados con tu salud. Estas actividades no solo te enseñan más, sino que también crean espacios para compartir experiencias con otros.
Un mensaje para ti
Te envío un fuerte abrazo virtual. Tu condición puede ser una oportunidad de aprendizaje para ti y para las nuevas generaciones. No importa cómo te sientas hoy, siempre puedes pedir ayuda.
Haz ejercicio físico y mental, cuida tu alimentación y sobre todo, mantén una actitud positiva. ¡Sí podemos!
Como alguien que vive con esta enfermedad desde hace 7 años, puedo decirte con confianza que sanar el alma también sana el cuerpo.
Espero verte pronto, ¡y que podamos reírnos juntos un rato!